Prepararse para dar la vuelta al mundo
¿La vuelta al mundo en un
velero? ¡Y porqué no! Hay muchas personas que como usted piensan en tomarse un
largo respiro y lanzarse a conocer mundo. Nada inverosímil pero tampoco
evidente, ya hay numerosos aspectos importantes a tener en cuenta.
Origen del reportaje:
http://www.fondear.org/infonautic/
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No es nada fácil la decisión de un
cambio tan drástico y lanzarse a navegar. Hemos vivido tanto tiempo en las
costumbres y formalismos sociales que cualquier cambio importante se hace
difícil. Dejar un trabajo seguro o una carrera profesional parece decisión
imposible y no será compartida por ninguno de sus conocidos.
¡Vender la casa para comprar un
barco, y hacerse a la mar! Un cambio total en la forma de vida que probablemente
parezca muy arriesgado pero que finalmente le traerá felicidad y dicha.
Sea valiente... ¡La vida son dos días!
La
firme decisión
Lo más difícil es tomar la
decisión, aceptando todo lo que ello implica. A partir de ese momento usted y su
pareja o amigos deben tener meridianamente claro la intención de llevar a cabo
el proyecto. Muchas veces se empieza bromeando y flirteando con la idea, y poco
a poco esta posibilidad se va perfilando como algo real que merece la pena
probar. La decisión no es ni mucho menos algo que ocurra de la noche a la
mañana, y en muchos casos es asunto de varios años….Dejar los trabajos, cambiar
de vida, buscar la forma de financiarse. Poco a poco la opción se irá perfilando
como algo factible hasta que ocurra la decisión en firme, como un fruto
maduro.
El
plan de viaje
Es necesario establecerse un
calendario realista con los objetivos intermedios que deban cumplirse antes de
zarpar con todo organizado. Desde el momento en que focalizamos nuestra atención
en una fecha, pasamos al terreno práctico y nos moveremos con decisión hacia
nuestro objetivo.
Dentro del calendario habremos de
decidir por cuanto tiempo vamos a navegar o decidir no poner límite de
fecha a nuestro regreso. Sabiendo si vamos a permanecer embarcados 2, 4 o más
años, podremos comenzar a pensar en el presupuesto necesario para el proyecto.
Muchas parejas ponen en marcha
este proyecto tras el retiro o una prejubilación. Si no quiere esperar tanto,
debe ir viviendo a bordo antes de despedirse de su trabajo. De esta manera
gastará menos, ahorrará más y se acostumbrará a hacer la vida dentro del
barco. Se tarda bastante tiempo en acostumbrarse a la vida de navegante y por
ello debemos pensar en un recorrido de más de un año de duración. Pero también
hay parejas que navegan parte del año y regresan a atender sus trabajos o
negocios el resto del tiempo, para volver de nuevo desde donde llegaron durante
la temporada anterior.
Los
ahorros
Es fundamental tener un plan
financiero que se soporte. Naturalmente los condicionantes económicos son muy
distintos en cada caso, pero existen varias ideas al respecto que ayudan a
preparar su economía. Anule sus tarjetas de crédito y acostúmbrese a pagar al
contado. Si tiene un coche a plazos, véndalo, pague el crédito y compre uno de
segunda mano que sea más económico. Es posible que tenga que trabajar muy duro
durante un plazo de 2 ó 3 años para ahorrar al máximo y conseguir ese colchón
económico necesario.
Si recorta
las cenas y caprichos fuera de casa, se sorprenderá de la cantidad de dinero que
conseguirá ahorrar. Muchas de las cosas que compramos son perfectamente
inútiles y producto del empeño de los publicistas para que consumamos.
Sea crítico
con sus compras y piense si le serían de utilidad en un barco. Si no las puede
llevar a bordo de su futuro barco no las compre. ¡Vera como empieza a
ahorrar!
Y no se
preocupe si le dicen que está loco. Los locos son ellos que trabajan a
disgusto 10 horas todos los días, para ganar un montón de dinero que se
gastan en caprichos y necesidades inexistentes. Locos son aquellos que derrochan
2 horas todos los días de su vida en 2 atascos de tráfico, capaces de acabar con
los nervios de cualquiera.
Vivir a bordo no tiene porqué
resultar muy caro y una cifra de unos 1.000 € al mes podría solucionar todas sus
necesidades. Y además por el camino es muy probable que consiga realizar alguna
actividad remunerada esporádica con la que conseguir llegar al perfecto
equilibrio.
Conocí una pareja de Australianos
muy jóvenes que navegaban con dos niños de corta edad, y que de vez en cuando
daba algunas vueltas a turistas tipo charter, por aquí y por allá con lo cual
poder navegar el resto del año. Casos así los hay a montones.
Elegir
el barco
¿Nuevo, usado, de 10 metros, más
de 12, fibra o aluminio, que tipo de diseño..? Al final lo que manda es el
presupuesto de modo que deberá escoger lo mejor por el precio que pueda pagar.
Los barcos de ocasión suelen bajar
bastante de precio a partir de los 15 ó 20 años de antigüedad, aún
teniendo mucha vida útil por delante. Naturalmente tendrá que estar mucho más
pendiente con las reparaciones y los ‘imprevistos’ que seguro deberá afrontar.
Si no se considera una persona muy ‘manitas’ la mejor opción será con diferencia
la del barco nuevo o con menos de 4 años, aunque requiera mucho más esfuerzo
financiero.
Un barco nuevo no da prácticamente
ningún problema y además su diseño está mucho mejor estudiado que el de los
barcos de hace veinte años, por lo que son más cómodos, más rápidos y
maniobrables. En un barco nuevo el equipamiento auxiliar y el acastillage son
actuales y con muchas mejores prestaciones.
Una buena eslora estaría sobre los
11 a 12 metros aunque es perfectamente posible buscar un velero de menor tamaño.
En los barcos modernos a mayor eslora, encontraremos más facilidad de gobierno y
sistemas de ayuda para su navegación, de modo que aunque navegue en pareja un 14
metros es perfectamente gobernable. Pero podremos acostumbrarnos perfectamente
al espacio que nos ofrezca nuestro barco por pequeño que este sea. Lo importante
es echarse a la mar.
Muchas personas ahorran y esperan
a tener el barco de sus sueños y al final nunca navegan. Es difícil alcanzar el
equilibrio. Los barcos están creados como una combinación de compromisos entre
prestaciones y la habitabilidad, de modo que el barco perfecto no existe, y las
características idóneas para un patrón serán totalmente inaceptables para otro.
Un calado pequeño puede ser perfecto para navegar cerca de la costa pero
totalmente inaceptable para una navegación oceánica. Un casco ancho dará una
gran habitabilidad pero a cambio se comportará de forma inestable con una mar
dura.
Experiencia de navegación
En un viaje de esta magnitud se
encontrará con todo tipo de situaciones. Encontrará zonas de tráfico denso con
mercantes, pesqueros y hasta motos de agua. Tendrá que pasar por canales y
esperar la apertura de puentes mientras lidia con viento cruzado y corrientes
variables.
Tendrá que navegar en alta mar
organizando las guardias, o aprender a localizar buenos fondeos. En definitiva
tener experiencia en navegación en todos los aspectos. Los conocimientos se
adquieren con la práctica de modo que antes de lanzarse a la aventura deberá
alquilar con patrón que le pueda enseñar y con los que ir ganando conocimientos.
En las regatas se aprende mucho,
de modo que si consigue enrolarse en algún equipo de lo que sea, no lo dude.
Ganará mucha experiencia en el manejo de un velero y en el ajuste de sus velas.
Conocerá gente deseosa de contar hasta la saciedad sus instructivas
‘batallitas’. A veces es posible contactar con personas que necesitan un
marinero para alguna navegación costera... Ensaye las maniobras más importantes
incluyendo las de seguridad como la de ‘hombre al agua’. Naturalmente los libros
siguen siendo una ilimitada fuente de conocimiento, de modo que escoja bien y
disfrute con la lectura. Pero tenga por seguro, que cuando de verdad empezará a
saber, es con la experiencia de su propio viaje.
Pero en cualquier caso, tenga presente que la
falta de experiencia en navegación NUNCA es un impedimento para
hacerse a la mar. Es mucho más importante el sentido común y ser responsable en
nuestra forma de actuar. Conozco buenos amigos que se han cruzado el Atlántico
"a saco" sin haber salido a navegar más que a la cala de al lado... Y todo fue
bien.
La
convivencia
Es fundamental que sus planes sean
los mismos que los de su pareja o compañeros de viaje. Cuanto más gente
peor. Por ello es importante tener un plan de viaje preestablecido que no
permita malos entendidos, y que obviamente podrá ser modificado y dialogado en
todo momento. Hay parejas que tenían ‘negociado’ un año de navegación y que en
los momentos más duros uno de ellos pudo ‘aguantar’, sabiendo que tras finalizar
el año venderían el barco y vivirían con las comodidades de una casa. Llegada la
fecha no quedaba la más mínima intención de comprar ninguna casa y mucho menos
de vender el barco o dejar de navegar.
Existe un tiempo de adaptación que
puede llegar a ser de 6 a 10 meses, y que ha de transcurrir para conseguir
sentirse cómodo en cualquier situación y con cualquier estado de la
mar.
Que se
debe esperar
No espere descansar en la bañera
tomando mojitos y oyendo música caribeña mientras contempla una bella y
anaranjada puesta de sol. Esto ocurrirá ciertamente, pero no todo el tiempo.
Tendrá momentos intensos y
enriquecedores, experiencias de navegación a vela únicas! Conocerá
infinidad de nuevos lugares y hará nuevos amigos. Experimentará un acercamiento
intenso con la naturaleza y se sorprenderá por la belleza de muchos rincones del
mundo.
Pero no siempre será así, ya que
en muchas ocasiones tendrá que soportar una meteo adversa y amenazante, o tendrá
que navegar con mares duros y molestos. Es seguro que tendrá que cuidar y
arreglar los desperfectos que vayan apareciendo en el barco. También tendrá que
lidiar con experiencias desagradables como la de un ‘vecino’ en la cala que por
no haber fondeado correctamente se hecha encima en mitad de la noche… y cosas
por el estilo.
Pero la balanza es muy
positiva, y su vida se enriquecerá con nuevas experiencias, un nuevo
entendimiento de la existencia, y una enorme sensación de libertad.
Conocerá nuevas gentes y hará nuevos y buenos amigos.
Lo que
se queda en tierra
Vender la casa o quedársela,
alquilarla o cerrarla. Una decisión que dependerá de sus planes a medio plazo.
No es lo mismo hacerse a la mar por un año que decidir permanecer navegando por
años indefinidos. Probablemente decida vender los coches que no hacen más que
costar dinero de forma inútil en seguros e impuestos al molesto ayuntamiento de
turno.
Tampoco estará de más deshacerse
de todas esas toneladas de trastos inútiles que ya nunca utiliza. Algunos
necesitarán vender la casa para comprar el barco, otros podrán vivir cómodamente
gracias al alquiler de la vivienda. Cada caso es distinto, pero cuantos menos
compromisos y menos bienes, menor será el número de preocupaciones en su cabeza.
Navegará más libre y tranquilo. El dinero mejor en la cuenta
corriente.
Por el correo no hay problema, ya
que puede contratar un apartado de correo o contratar algún servicio de reenvío
de correo que normalmente se encargan de filtrar lo verdaderamente importante.
Lo mejor es algún familiar que se pueda encargar de recibir y separar el grano
de la paja, o incluso pagar sus facturas importantes.
¿Y los hijos? No es fácil
‘colocar’ a los hijos y mucho menos dejarlos ‘prestados’… Una buena solución es
llevarlos a navegar. Se adaptan perfectamente a cualquier edad y dejarán la
sociedad para a cambio recibir una experiencia enriquecedora y única. Los chicos
pueden seguir cursos de formación a distancia guiados por uno de los padres, con
muy buenos resultados.
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Animense, aqui hay buenas ofertas, de acuerdo a su experiencia y bolsillo:
http://www.fondear.com/Todo_Barcos/Vela/Vela.htm
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